Intervención:
es un proceso de actuación sobre un determinado contexto social que tiene como
finalidad el desarrollo, cambio o mejora de situaciones, colectivos, grupo o
individuos que presenten algún tipo de problema o necesidad para facilitar su participación
social en el ámbito personal, grupal o institucional (Serrano, 1990).
Psicopedagogía:
es la rama de la psicología que se encarga de los fenómenos de orden psicológico
para llegar a una formulación más adecuada de los métodos didácticos y pedagógicos.
Se encarga de los fundamentos del sujeto y del objeto.
Intervención
psicopedagógica: se vincula principalmente a la planificación de procesos
educativos, teniendo como fin central el contribuir al mejoramiento del acto
educativo.
La intervención psicopedagógica ha recibido
diversas denominaciones: intervención
psicoeducativa, pedagógica, psicológica, y
sin que haya un total consenso, hay una
referencia más común a lo psicopedagógico,
para referirse a un conjunto de actividades que
contribuyen a dar solución a determinados
problemas, prevenir la aparición de otros,
colaborar con las instituciones para que las
labores de enseñanza y educación sean cada
vez más dirigidas a las necesidades de los
alumnos y la sociedad en general.
La concepción de intervención
psicopedagógica como un proceso integrador e integral, supone la necesidad de
identificar las acciones posibles según los objetivos y contextos a los cuales
se dirige; diferentes autores han aportado una propuesta de principios en la
acción psicopedagógica:
Principio de prevención:
concibe la intervención como un proceso que ha de anticiparse a situaciones que
pueden entorpecer el desarrollo integral de las personas. Con la prevención se
busca impedir que un problema se presente, o prepararse para contrarrestar sus
efectos en caso de presentarse. La intervención preventiva debe ejecutarse de
manera grupal, con quienes no presenten desajustes significativos, lo que no
excluye a los que puedan ser potencialmente una población en riesgo ; por otra
parte, se intenta reducir el número de casos de la población que pueda verse
afectada por un fenómeno, ya sea de tipo personal o contextual, de tal manera
que si no se logra una modificación de las condiciones del contexto, pueda
ofrecerse una serie de competencias para desenvolverse de manera adaptativa, a
pesar de las condiciones nocivas.
Principio de Desarrollo: las
concepciones modernas de la intervención psicopedagógica han integrado este
principio al de prevención, y esto cobra pertinencia si se tiene en cuenta que
durante todas las etapas del ciclo vital y en particular en la primera fase de
escolarización, el sujeto no sólo se enfrenta a los cambios propios de su
desarrollo evolutivo, sino que surge un nuevo contexto de relaciones y
exigencias a nivel cognitivo, social y comportamental para los que en muchas
ocasiones el sistema familiar no lo ha preparado.
La mayoría de los psicólogos
interesados en el desarrollo, están de acuerdo en que este principio reúne
ambas concepciones. Según Míller (1971), un enfoque no excluye al otro: por el
contrario, cuando ambos se toman en cuenta es posible una adecuada flexibilidad
teórica y por lo tanto una intervención integral. Principio de acción social:
definido como la posibilidad de que el sujeto haga un reconocimiento de
variables contextuales y de esta manera hacer uso de competencias adquiridas en
la intervención, para adaptarse y hacer frente a éstas en su constante
transformación.




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