La Psicopedagogía surge en un primer momento como una respuesta a la demanda planteada por la escuela, relacionada con las dificultades de aprendizaje dadas en ese ámbito escolar. En los años inmediatos a la segunda guerra mundial aparece la figura del psicólogo que trabaja en contacto directo con las escuelas y los maestros. El psicopedagogo atiende la salud mental del alumno, teniendo en cuenta los aspectos afectivos, emocionales y relacionales.
El psicólogo deberá analizar las problemáticas psicológicas dentro de contextos sociales y familiares, evaluando a los agentes que intervienen en el proceso educativo. Es decir, además de tener una comprensión de los procesos psicológicos del alumno para evaluar su nivel de desarrollo escolar, tendrá que evaluar la estructura familiar, social y cultural en donde se desenvuelve, así como observar el clima escolar y las estrategias pedagógicas, entre otros.
La función del psicopedagogo
apunta fundamentalmente a realizar intervenciones dirigidas a ayudar a superar
las dificultades y problemas que encuentran los alumnos cuando llevan a cabo nuevos
aprendizajes.
El psicopedagogo es
el encargado de interpretar, evaluar y diagnosticar una intervención directa a los alumnos. Cada niño es diferente y tiene
unos procesos individuales concretos, por lo que si es preciso, el pedagogo le
ayudará de forma personalizada.
El psicopedagogo ayuda a que el alumno detecte cuál es su vocación mediante estrategias de toma de decisiones, y con la información necesaria para ver en qué perfiles destaca cada alumno.




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